domingo, 27 de diciembre de 2015

para un lavado más eficiente elija el tipo de programa más adecuado

Voy a lavar las sábanas con el programa más largo y a 70ºC. Usaré doble ración de jabón en polvo y una medida del líquido dentro del tambor del lavarropas. Agregaré una medida de lavandina y en el compartimento lindero dos medidas y media de suavizante aromatizado. El manual dice que todo el proceso dura 2 hs. 5 min. incluyendo el centrifugado largo. Luego las tenderé a plano sol (particularmente hoy está radiante desde las 9 de la mañana). Nunca plancho las sábanas y a éstas tampoco las plancharé ya que si lo hiciera se destacarían de las demás. Las pondré mezcladas entre las otras blancas en el cajón del armario. Estoy seguro de que todo esto será suficiente para olvidar tu olor.

Alejandro Zoratti Calvi

jueves, 20 de agosto de 2015

sin títulos

acrílico y papel felpa sobre tela

arte y conocimiento




"Afirmar el carácter cognitivo del arte quiere decir no sólo conceder al arte algo que, en el fondo, le interesa poco, sino también desplazar hacia sus ámbitos problemas que le son extraños: la filosofía acaba por encontrar en el arte nada más que a ella misma. En las estéticas de orientación cognitiva, la filosofía no realiza el esfuerzo de comprender algo que no sea ella misma, sino que es ella misma lo que investiga y encuentra. La autorreferencialidad y la circularidad parecen constituir su subrepticio presupuesto, Mientras hablan de otro asunto, no hacen sino hablar de sí, porque, en el fondo, consideran que el auténtico conocimiento radica en el autoconocimiento. De ello deriva que la verdad de las artes no reside en ellas mismas, sino en la filosofía a la que le toca el turno de interpretarlas; así, el pensamiento filosófico se convierte en portador de una verdad a la que el arte no llega por sí solo o, al menos, de la que no puede ser plenamente consciente sin la ayuda de la filosofía. Tras la apariencia de una celebración se acaba, por tanto, poniendo en evidencia una carencia."

Mario Perniola, La estética del siglo veinte

lunes, 17 de agosto de 2015

cortesía medieval

Un gorro puede indicar mucho. Tenerlo puesto o no, a eso me refiero. Expondré algunas experiencias vividas sin estricto orden cronológico de los sucesos.

Verano marplatense
Era yo un joven practicante de mi formación docente y encontré trabajo temporal en la entonces Colonia de Vacaciones “Alfonsina Storni”. Ese lugar contribuía a que muchos chicos del país -en general de escasos recursos- pudieran pasar unas cortas vacaciones de verano en la codiciada Mar del Plata de fines de los ochenta. Almorzábamos distendidos con un grupo de pequeños turistas de unos 9 ó 10 años cuando de entre el olor de la comida irrumpió una mujer a quien recuerdo oscura (nunca supe bien qué cargo tenía, por sus movimientos parecía ser la encargada de la organización de las mesas durante las comidas). Con una cruela cara de vil increpó a uno de los chicos del grupo a mi cargo por tener puesta una gorrita playera. Le ladró para que se la quitara. Me interpuse y le pregunté por qué debía hacerlo. Aludió a que era una falta de respeto tenerla puesta cuando estaba sentado a la mesa. Le pregunté a quién le faltaba el respeto. Se puso aún más nerviosa y no pudo contestar. El niño -cuyo nombre hoy no recuerdo- me miró con sus ojos miedosos y su mano en la visera de la gorra, como preguntándome qué hacía. Le dije que si quería se la dejara puesta. La mujer se fue odiada.

Religiones
Andaba por Siena durante el invierno europeo y al entrar a la Basílica de Santo Domingo un italiano me gritó que me quitara el gorro pues ofendía a dios. Pocos días después entraba a una sinagoga en la ciudad de Firenze y con amabilidad otro italiano me pedía que no me quitara el gorro para no ofender a dios.

Director arroyante
Mi formación docente estaba orientada por entonces a la educación artística y mi profesora de práctica me asignó la observación de clases en un colegio secundario de la zona centro de la ciudad. Al ingresar al edificio me detuvo un hombre a quien recuerdo tirano y con esa necesidad que tienen los mandones de hacer notar rápidamente su puesto me impuso que no entraría a su escuela si no me quitaba el gorro. Nunca dio explicaciones. Juré que nunca más pisaría esa escuela y he cumplido mi promesa. Después supe que se trataba del ahora postulado a intendente de la ciudad de Mar del Plata.

Habemus Huber directora
Año 2000. Invierno de bajas temperaturas en la ciudad al punto de ser noticia en los medios masivos de comunicación. Yo, como siempre, pelado. Podría exponer la obvia relación entre “cabeza de hombre pelado”, “bajas temperaturas” y “gorro de lana”, pero temo que ustedes, queridos lectores, se sientan subestimados ante semejante imprudencia; aun así quiero revelarles que en aquel momento lo tuve que hacer dado que esa efímera directora de la escuela primaria donde trabajaba me acusaba de faltar el respeto (¡y dale!) por tener un gorro de lana puesto mientras dialogaba con la madre de un alumno a las puertas del colegio. Nuevamente interpuse la pregunta sobre el destinatario de la falta de respeto y una vez más la respuesta ausente.

Yo creo que a esta gente le falta un poco de cap. 1 de iconología de Panofsky.

Alejandro Zoratti Calvi



domingo, 26 de abril de 2015

dios sigue vivo

La gente cree en dios fundamentalmente porque esa creencia sostiene estructuras culturales y afectivas que, de derrumbarse, la mayoría no sabría qué hacer. Así, la fe es una consecuencia cuya causa es el terror que se padecería por el abandono proteccionista de algo o alguien que le dice a la humanidad qué se debe hacer tanto en arte, ciencia y moral, pensamiento y acto, vida y muerte, pero también es una consecuencia por el miedo al abandono afectivo de quienes amamos, a la pérdida de pertenencia de grupos. Ese paternalismo patológico ha calado tan profundamente en la sociedad que se ha tornado natural. La fe de los niños no se diferencia de la fantasía de los cuentos de hadas o de papá noel, pero en los adultos no puede explicarse de otra manera que como un acto de la voluntad de la negación de la libertad. El mundo mira con bondad a quien afirma creer en dios - "un ser supremo, distinto del mundo y creador del mundo" - aún cuando esa afirmación no se vea reflejada en sus actos y sólo sea parafernalia ideológica, pero sospecha de quien lo ignora o lo niega en favor de la libertad humana.

Alejandro Zoratti Calvi

domingo, 8 de marzo de 2015

cada vez más lejos de los ritos humanos

una vez más asistí a un casamiento religioso, pongámosle, por trabajo. iglesia católicamente iconólatra. hombre traje, mujer lentejuela. pompa y circunstancia. calor top, ventiladores a cuatro esquinas. fotógrafo cool borcego y boina que nunca se sacó. cura capa pluvial, tono de autoconvencimiento: "el amor es esto y esto, pero no esto y esto", asegurando una vez más el discurso chip programado intercalado por la regular muletilla de "digo" como tantos periodistas y panelistas opinólogos de la tele. foto, foto, foto. celular foto. anillos avemaríaschubert senza emozione. san benedetto plegarias. niña blanca ramo, velas y alfombra roja. coro negro hallelujahhändel. no voy a la fiesta, pero puedo imaginar la torta.

Alejandro Zoratti Calvi

sábado, 24 de enero de 2015

tengo pruebas pero tengo dudas

He visto crecer todas las plantas de mi patio, absolutamente todas. Con el tiempo he comprobado que algunas de ellas prefieren ciertos lugares por sobre otros, ya sea porque el sol no les da de lleno o porque sí, porque ciertos espacios son más húmedos, o bien porque están protegidas de los vientos más fuertes. He corroborado que algunas crecen más alto de lo esperado por mi escasa información botánica o que florecen en épocas diferentes a las que veo de su misma especie en los viveros de la ciudad. He multiplicado varias de ellas y conozco los tiempos en que esto es más viable, pero aunque la gran mayoría se han desarrollado sin inconvenientes, no he podido dejar de sentirme responsable del fracaso de la vida de pocas. Ayer cinco jóvenes gajos han sido puestos nuevamente a prueba por mis manos jardineras. Los he tratado como siempre, con la máxima dulzura y no paro de verlos cada tanto, como quien mira dormir a un bebé. Tomo todos los recaudos necesarios para que avance su crecimiento natural y aunque tengo pruebas de que lo más factible es que se desarrollen firmes y seguros, tengo dudas de que todos lo hagan.

Podría haber concluido con un "no tengo pruebas pero no tengo dudas" de que al menos cuatro de los cinco gajos crezcan, basándome en la confianza en mi estadística de vida sobre la multiplicación de ciertas plantas, aún sin tener las pruebas de ello -ya que hay aquí gajos que nunca multipliqué- pero me resulta irracional y soberbio erigirme infalible sobre la veracidad de un argumento que no puedo comprobar.

Alejandro Zoratti Calvi

viernes, 23 de enero de 2015

dinosaurios vivos

Nunca más patente la mentira
Iniquidad del poder
Soledad de un hombre, soledad de la república
Manifiesto del terrorismo de estado
Argentina montonera
No creo en tu nunca más

Alejandro Zoratti Calvi

jueves, 22 de enero de 2015

ciudadano común

A tus gritos les opongo mi argumento, a tu frenético devenir lo enfrento con mi pausa, a tu cemento, mi verde. No creo en tus palabras, te comportás con excesiva contradicción. Aplaudís líderes que te hablan de la libertad exigiendo que te digan qué tenés que hacer. Creés que dios habla y también creés lo que dicen que dice. Conozco tu desprecio por los espacios compartidos. Veo tu libro de moral en la hoguera de tu cerebro. Sos el pasado intentando continuar, sos básico.

Alejandro Zoratti Calvi

miércoles, 14 de enero de 2015

el lugar de los sueños

Tengo en la memoria el recuerdo de pocos sueños sucedidos en el decurso de dormires provocados tanto por el natural llamado de mi cuerpo como por el uso de algún fármaco. Hay ahí un mundo que no puedo terminar de objetivar y su evocación me evita. Tengo la percepción de que los sucesos acaecidos en ese universo impactan sobre mí del mismo modo que los que suceden en el mundo al que llamamos real. De más niño que ahora me aterraba la idea de encontrarme en medio de un campo de guerra y ahí estaba en mis sueños, entre árboles, con bombas estallando por doquier y entonces despertaba aterrado. Viví la increíble experiencia de volar en el cielo de mi barrio sólo con el esfuerzo físico del movimiento de mis brazos y recuerdo tanto el hecho del vuelo como el de la energía que debía ejercer sobre mi cuerpo para no caer. Experimenté el ahogo de despertar queriendo gritar con desesperación y darme cuenta de que mi garganta orgánica se revelaba inmóvil. He sentido la excitación del sueño erótico y no ha sido inferior a la de este mundo. ¿En qué lugar sucede todo eso? ¿Dónde continúa esa otra vida de la que soy protagonista sin reconocerme del todo?

Alejandro Zoratti Calvi

lunes, 5 de enero de 2015

picoteando uvas pintadas

"—Fíjate ahora en lo que voy a decir. ¿Qué es lo que se propone la pintura? ¿Es representar lo que es, tal como es, o lo que parece, tal como parece? La pintura ¿es la imitación de la apariencia o de la realidad?
—De la apariencia.
—El arte de imitar está, por consiguiente, muy distante de lo verdadero, y si ejecuta tantas cosas, es porque no toma sino una pequeña parte de cada una; y aún esta pequeña parte no es más que un fantasma. El pintor, por ejemplo, nos representará un zapatero, un carpintero o cualquiera otro artesano, sin conocer nada estos oficios. A pesar de esto, si es un excelente pintor, alucinará a los niños y al vulgo ignorante, mostrándoles de lejos el carpintero que haya pintado, de suerte que tomarán la imitación por la verdad."



Platón
extracto de La República, libro X