Hacía tiempo
que no tomaba un taxi, pero el accidente que protagonicé con un amigo el mes de
agosto pasado hizo que volviera a ese servicio de transporte público por
algunos días, ya sea por la lluvia, ya sea por el apuro. No suelo hablar temprano por la
mañana, la verdad es que me gusta el silencio y al subir a esos taxis pensaba
cuántas cuadras tardaría el chofer antes de un “¡Pero qué clima! ¡Parece que lloverá todo el día!” “¡Estamos en
octubre, pero parece invierno, no se puede creer el frío que está haciendo!”.
Estas afirmaciones latían a la espera de un veredicto que las confirme, pero mi
silencio como respuesta a esos irrelevantes argumentos las extinguió.
Alejandro Zoratti Calvi
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